Otro de mis pequeños proyectos

Categoría: 2009 – Dinamarca (Página 2 de 2)

Odense

Aunque nos dirigiamos a Legoland, tras llegar un poco tarde y ver las enoooooormes colas que habí­a llenas de padres y niños, decidimos cambiar la dirección de nuestra visita y pusimos rumbo a Odense, a una hora de Billund.

Odense es la tercera ciudad en importacia de Dinamarca muy conocida por ser la cuidad natal de Hans Christian Andersen, escritor de un montón de cuentos infantiles como El patito feo, El traje nuevo del emperador, El soldadito de plomo o incluso La sirenita que Disney llevó al cine en formato de pelí­cula de animación. La lista es interminable.

Tras conseguir aparcar (nada fácil en este paí­s), por supuesto, pagando, fuimos directamente al centro donde encontramos la oficina de información. Allí­ nos indicaron los principales puntos para ver y también le pedimos donde ir a comer ya que llegabamos con muuuuucha hambre.

Una vez llenamos la tripa, estuvimos viendo todos estos lugares tal y como nos habí­an indicado en la oficina de turismo. Un punto importante a tener en cuenta es que en Dinamarca, todo cierra para lo que los españoles es muy pronto. Con muy pronto, nos referimos a que para las 17h está casi todo cerrado, con suerte las 18h. Como habí­amos llegado sobre las 12h, tení­amos poco tiempo.

Odense es una ciudad muy bonita ya que tiene multitud de casas decoradas al estilo tradicional junto con muchas esculturas, principalmente sobre Andersen y sus cuentos.

Paaskestraede

Paaskestraede

Ramsherred

Ramsherred

Escultura de H. C. Andersen

Escultura de H. C. Andersen

¡Nos podemos sentar junto con Mr. Andersen!

¡Nos podemos sentar junto con Mr. Andersen!

Otro de los sitios de obligada visita en Odense es la casa-museo de H. C. Andersen que tiene por un lado un museo muy amplio con la vida del escritor con toda su historia, anécdotas (como que siempre llevaba una cuerda encima, de unos 9 metros, en sus viajes puesto que tenia miedo que el hotel donde se alojaba ardiese; de esta forma podí­a salir por la ventana y salvar la vida) y muchas de sus obras, y por otro, dentro del mismo museo, se puede visitar la reconstrucción de su casa natal. Realmente, el museo está construido como «extensión» de la casa original, muy pequeña ya que la familia de Andersen era muy pobre.

Entrada al museo

Entrada al museo

La casa era realmente baja

La casa era realmente baja

Reconstrucción de la casa original de H. C. Andersen

Reconstrucción de la casa original de H. C. Andersen

La casa original por fuera

La casa original por fuera

En resumen, una ciudad para bonita para visitar en la que no hay que perderse la parte más centrica y antigua, la casa-museo de H. C. Andersen y las zonas verdes. Todas las fotos en los enlaces al final del post.

Enlaces:

Skagen, entre el Mar del Norte y el Mar Báltico

Para aprovechar la tarde del martes, nos fuimos a ver Skagen, uno de los pueblos más al norte de la pení­nsula de Jutlandia y donde se puede ver la unión entre el Mar del Norte y el Mar Báltico.

La visita al cabo que se encuentra más al norte fue bastante rápida, o al menos, tan rápida como pudimos ya que hací­a un viento helado de mil pares de c…. y la arena no nos dejaba avanzar todo lo rápido que querí­amos. Es una visita que merece la pena, sobre todo ver cómo chocan las olas que vienen de ambos mares. Eso sí­, mejor escojer un dí­a con algo de sol y poco viento.

La arena y el viento... grandes enemigos

La arena y el viento... grandes enemigos

Muuuuucho frí­o, ¿se nota?

Muuuuucho frí­o, ¿se nota?

El choque de las olas de ambos mares

El choque de las olas de ambos mares

Dicen que en un dí­a soleado, se pueden ver focas (que no mujeres gordas, ¿verdad Paco?) tomando el sol. Nosotros sólo vimos una… y no sabemos si en muy buen estado. Panza arriba sí­ que estaba, pero…

La foca que vimos

La foca que vimos

Tras esto, nos dirigimos a ver el faro de Skagen:

El faro de Skagen

El faro de Skagen

Por último, antes de irnos, visitamos y cenamos en el pueblo de Skagen. Además del frí­o que hací­a y el olor a pescado que nos llegaba en casi todo momento, vimos un pueblo pequeño, muy tradicional con casas bajas y tí­pica calle peatonal llena de tiendas, bares y restaurantes, pero poca cosa más.

El pueblo de Skagen

El pueblo de Skagen

Enlaces:

Cogiendo el coche, y visitando Aarhus y Den Gamle By

Para poder visitar mejor todos los sitios que nos hemos propuesto, dicidimos alquilar un coche ya que le í­bamos a sacar mucho mayor partido que estar dependiendo de horarios de otro tipo de transportes. Además, parece que en cuanto a dinero nos sale hasta mejor.

Para alquilar el coche, nos recomendaron que lo hiciésemos directamente desde España, que no esperásemos a hacerlo directamente desde Dinamarca, con lo que nos pusimos a ello. Visitando varias empresas de alquiler de coches, finalmente cogimos el que tení­a mejor precio, cuyas caracterí­sticas eran lo que necesitábamos, en Hertz. Cuando elegimos el tipo de coche, nos fuimos a lo económico que en el caso de la web poní­a «Ford Fiesta o similar». De sobra para viajar dos personas sin apenas equipaje.

Cuando llegamos a Hertz, tras dar un par de vueltas hasta que descubrimos que estaba dentro del concesionario de Volvo y Renault. Tras tener algún problema ya que parecí­a que no tení­an nuestro contrato, lo solucionaron y pasamos a coger nuestro «forfi o similar». Cual fue nuestra sorpresa cuando llegamos al coche, la mujer le dio al mando para abrirlo y no era nuestro esperado «forfi», sino un flamante Volvo V50 nuevecito. Apenas 13.000 kilómetros, diesel, climatizador, asientos de cuero, BLIS (Blind Spot Information System, sistema de información sobre puntos muertos; básicamente un sistema con el que detecta cuando un vehí­culo, moto o bicicleta se acerca por cualquiera de nuestros lados y nos avisa mediante una señal luminosa), MP3… vamos, una joya en comparación con lo que esperábamos. Os dejamos una foto:

Nuestro forfi

Nuestro 'forfi'

Y bueno, tras esta agradable sorpresa, nos dirigimos rumbo a Aarhus (o Århus), segunda ciudad más grande de Dinamarca y considerada como la ciudad más antigua de Escandinavia al datarse desde antes del 770 A. C.

Nuestra principal parada fue Den Gamle By o Ciudad Antigua en danés, que es un museo al aire libre donde han traí­do muchas casas originales desde todos los puntos de Dinamarca, reconstruyendo parte de ellas y decorando todos los interiores con el aspecto original de aquel entonces. Podemos ver desde la casa del alcalde, oficios tradicionales (carpintero, destiladores, sombrereros, panaderos, etc) e incluso una escuela, molinos y carretas de caballos recorriendo el pueblo. Ahí­ van unas cuantas de las mejores fotos (al final del post está el enlace al set completo):

Farmacia (Apotek)

Farmacia (Apotek)

Molino de agua

Molino de agua

Carro de caballos

Carro de caballos

La (gran) casa del alcalde

La (gran) casa del alcalde

Telar de lana

Telar de lana

La escuela y la casa del maestro

La escuela y la casa del maestro

Tras este largo paseo por la historia de Dinamarca, sus casas, su gente y sus utensilios tradicionales, decidimos volver a la edad contemporanea y adentrarnos en la ciudad de Aarhus, en su centro.

Lo que nos encontramos fue una ciudad con canales en la que cualquier rayo de sol era aprovechado por los daneses, eso sí­, con abrigo, aunque habí­a más de un valiente en pantaloneta corta y camiseta a pesar de estar a unos 10 grados o menos.

Como se puede ver en la siguiente foto, se unen los edificios más clásicos (a la derecha) con los más nuevos de oficinas y centros comerciales con sus grandes cristaleras. En el centro, el canal principal de la ciudad con toda la gente aprovechando los pocos rayos de sol que habí­a (a pesar del aire que corrí­a).

El centro de Aarhus

El centro de Aarhus

Y antes de terminar este post, no podemos dejarnos de lado este par de anecdotas que nos encontramos por el camino (que no será por no andar, jeje).

Lo primero que nos impactó fue ver una tienda de venta de lápidas en plena calle, con exposición permanente incluí­da, lloviese o no, muy cercano al centro, en Thorvaldsengade. La foto no tiene desperdicio y para quien no se lo crea, se ve desde Google Maps.

Tienda-exposición de lápidas en Aarhus

Tienda-exposición de lápidas en Aarhus

Y por último, suele ser complicado encontrar similitudes entre las palabras en castellano y en danés, pese a algunas coincidencias como gratis (que significa lo mismo en ambos idiomas), pero ya es mala suerte, tener este nombre como tienda de hobbies: Panduro. Menos mal que no es una panaderí­a, porque a ver quién se come su pan… sólo para migas, torrijas, etc.

Panduro Hobby

Panduro Hobby

¡Hala! Otro dí­a más y mejor.

Enlaces:

Paseo por Aalborg

Para un primer dí­a de visita tranquilo, que además era domingo y no habí­a nada abierto, decidimos pasearnos un poco por Aalborg.

No hay demasiadas cosas para ver, la mayorí­a las tiene vistas Miritxu en su blog (incluso alguna más) en las siguientes entradas:

Aunque voy a comentar un par de cosillas que he podido ver con mis propios ojos. Para empezar… es verdad, Jomfru Ane Gade es la calle de los bares y su olor es… caracterí­stico. Es como en Sanfermines, olor a alcohol de varios dí­as. Se nota que muchas de las juergas en Aalborg ocurren a lo largo de esta calle.

Otra cosa que se ve es que los daneses conducen bastante bien. En general son tranquilos (siempre están los rápidos que creen que la carretera es suya) y aunque la autopista está entre 110 y 130 km/h, suelen indicar todos los movimientos y respetan mucho a viandantes, servicios públicos y entre sí­. Eso sí­, ¡mucho cuidado con los ciclistas! Tienen preferencia en casi todos los sitios y hay que tenerlos siempre en cuenta cuando se cruza una calle y se circula en general. Es algo que en otros paises (desgraciadamente) no hacemos, pero es fácil habituarse cuando se tiene respeto al resto de elementos de la ví­a urbana.

Un detalle que me llamó la atención. No es raro ver por ejemplo en España un Taxi que sean coches de gama alta como Mercedes y similares, pero lo que no habí­a visto nunca es lo que se puede ver en la foto siguiente: un taxi en un coche Chrysler!! Esto es ya la repera.

¡Taxi Chrysler!

¡Taxi Chrysler!

Y ya para terminar, esto lo descubrí­ gracias a @acidonitrix, cuál es el significado de un «teclado tradicional» o un «teclado internacional» cuando elegimos la disposición de nuestro teclado. Pues bien, cuando elegimos el «teclado tradicional», lo que podemos es poner las letras tí­picas del idioma, la ñ en el caso del castellano, la beta en alemán… y en el caso del danés su teclado tiene muchos caracteres especiales. Con el «teclado internacional» lo que se consigue es que estos caracteres se muestren de forma más legible para otros idiomas. Por ejemplo, el nombre real de Aalborg es Ålborg (es decir, una única A con un cí­rculo encima). Además, que no se pronuncia /a/, sino que es /o/ (una o profunda…) En la siguiente foto se puede ver esto mismo, como en un cartel más viejo aparece con la escritura tradicional, mientras que en el más nuevo, la escritura internacional.

Escritura tradicional e internacional

Escritura tradicional e internacional

Y bueno, yo creo que por aquí­ hay más de un español, al menos por lo que se puede ver…

Mallorca Bar

Mallorca Bar

Y bueno, ya para terminar, dejo por aquí­ el enlace al álbum de picasa donde tengo todas las fotos del paseo (cuando saque algo más de tiempo y del de Miritxu, le pondré el nombre a cada cosa, jeje).

Viaje a Dinamarca

Por primera vez en mucho tiempo, por fin un viaje largo me ha salido más o menos bien, sin contratiempos. Se trata de ir a Aalborg, Dinamarca donde me esperaba Miritxu.

Todo empezó a las 6.45 de la mañana del sábado 4 de abril, cuando cogí­ el tren de Pamplona a Madrid. Este fue el peor momento ya que un mal cálculo de la hora añadido a no encontrar sitio para aparcar provocaron que me montase en el tren apenas 2 minutos antes de que cerraran el paso.

El viaje Pamplona-Madrid, normal, un Alvia de duración aproximada 3 horas y la peli 27 vestidos, una comedia romántica que tiene algunos puntos graciosos aunque cuando han pasado unos cuantos minutos, te imaginas el final a la perfeccción, no da lugar a dudas.

En Madrid, muy fácil, ruta en metro hasta Barajas, tocaba terminal 2. Como iba con tiempo de sobra, almorcé tomando un café, una berlina y un muffin. Tras comprobar que no habí­a ninguna red wifi abierta o fácilmente accesible, fui a comprobar mis lí­neas de check-in con la suerte de encontrarlas abiertas, con lo que me fuí­ a completar el trámite de facturar la maleta. Tras un pequeño susto inicial cuando la chica me dijo que ese no era mi vuelo (sí­ que lo era), me dio el billete y pase a la zona de salidas.

Mientras esperaba a que llegase la hora de embarcar rumbo a Copenhagen, leí­a El juego de Ender libro con el que estoy ahora. Sí­, lo sé, ¿cómo no lo has leí­do antes siendo un clásico? en fin, no soy un gran lector, aunque me estoy rehabilitando 🙂 Fue en este momento cuando me di cuenta que únicamente tení­a un boarding-pass cuando lo normal es que tuviese dos al hacer dos vuelos: Madrid – Copenhagen y Copenhagen – Aalborg. Aprovechando que justo en ese momento se encontraba la chica que me atendió en el check-in, fui a preguntarle. Me dijo que no sabí­a porqué habí­a pasado, pero que iba a preguntar. De todas formas, no pasaba nada, cuando estuviese en Copenhagen podí­a ir al transfer center, sin salir de la terminal y me darí­an mi otro billete.

Pero no hizo falta, apenas 15 minutos más tarde, me llamaron por megafoní­a y me acerqué de nuevo al mostrador. Me dieron mis dos billetes, retorné el que yo tení­a y todos contentos.

El vuelo Madrid – Copenhagen, sencillo. Unas 3 horas que se me pasaron muy rápidamente ya que estuve prácticamente algo más de hora y media dormido y el resto seguí­ leyendo el libro.

En Copenhagen me tocó esperar algo más de un par de horas, pero me dio tiempo a comer algo, hacer la buena acción del dí­a y todaví­a esperar un rato a que llegase el momento de embarcar. La buena acción del dí­a fue que mentras llegaba a mi puerta de embarque (la A30, que estaba perdida allí­ al final del aeropuerto tras una pateada de unos 15 minutos), vi un boarding-pass en el suelo con el ticket de la maleta incluí­do. Como no habí­a nadie por ahí­, lo cogí­ y le eché un vistazo. Era de una chica llamada Elena que viajaba a Francia. Ok, su puerta es la A20, me pilla de camino, a ver si la encuentro oo si no, la dejo en el mostrador (a ver si hay alguien). Cuando llegué a la A20, únicamente habí­a una chica sentada en el suelo. Le pregunté a ver si se llamaba Elena, pero como pareció no entenderme, le dije si el billete que tení­a en la mano era suyo. Cuando lo vió, me puso una cara de fiera y yo creo que pensó algo así­ como «me lo has robado!». Le dije que me lo habí­a encontrado en el suelo y que como me pillaba de camino, lo traí­a a ver si encontraba al dueño. No dijo nada más… yo creo que no daba cuenta todaví­a de lo quehabí­a pasado. Yo seguí­ mi camino.

Y del resto del viaje, poco más. Tras la caminata hasta mi puerta de embarque y esperar unos 45 minutos, cogí­ el avión que por fin me dejó en Aalborg donde me esperaba Miritxu.

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